Y los contáros, cantan

de Bea Millón

Septiembre 9, 2023


Would it were that our stories were the waters of the river. Would it were that they passed over the worn stones of our hearts and cleansed us, moving on to the mother sea in a forgiving embrace. (Gloria Anzaldúa) ¹

Con cada desaparición, con cada pérdida, con cada extinción, un mundo se rompe. Perdemos mundos cotidianamente: afectos, entornos, lenguas, creencias, paisajes, especies, saberes, países, certezas. Algunas de esas pérdidas son selectivamente infligidas por la fuerza. ¿Qué sobrevive a la pérdida de un mundo amado? Quizá, el deseo de persistir en las reparaciones, de trastocar aquello que ha sido dañado y ultrajado. También sobreviven las heridas y las memorias.

Bea Millón me cuenta que, tras un periodo de trabajo e investigación en sitios afectados por extractivismo minero -un tiempo acompañado de duelos-, anidó en ella el deseo de recorrer los ríos y acuíferos amenazados de la Ciudad de México, ciudad que ha elegido como lugar de vida. Sus cántaros materializan un momento de respiro, de refugio, de conectividad y de vinculación con lo pequeño. Dan cuenta también de un proceso de (auto)sanación tras las múltiples crisis intensificadas por la pandemia del Covid19. De un tiempo para acá, el colapso social y ecológico se acelera y expande su alcance horizontalmente. El sistema se desploma -cayendo también sobre nuestros cuerpos-, en un berrinche demencial que intenta reafirmar sus viejas estructuras heteropatriarcales, capitalistas, coloniales, autoritarias, extractivistas y militaristas. Este momento peligroso nos ha volcado la mirada hacia la importancia de nuestros vínculos con otros humanos y otros/más-que-humanos, la urgencia de propagar economías pequeñas, la centralidad del trabajo reproductivo, la necesidad de nutrir formas de autonomía y soberanía alimentaria, y nuestra interdependencia con la tierra y con el agua.

Los cántaros/chichis/panzas de barro de Bea, cantan cuando el viento sopla a través de sus orificios y cuando el agua se desplaza dentro de ellos. Haciendo resonar los cántaros, Bea persigue voces y gritos que han recorrido su cuerpo.
El amasamiento de tierra y agua, la quema y el aire que recorren las superficies huecas, responden a tecnologías tpre- coloniales, desarrolladas ampliamente por sociedades mesoamericanas y andinas para crear frecuencias sonoras que inducen estados de quietud animada, de contemplación y manifestación de otros estados de la conciencia, en una forma de habitar el tiempo de un modo no lineal, donde pasado, presente y futuro se sobreponen.

Desde Ayutla, Región Mixe, en el año de 2172, las Redes Comunales Mixes escriben “El arte, la literatura y las estéticas colectivas de la tierra”. En el texto narran que durante la era que llaman retrospectivamente La Gran Noche Capitalista, el camino hacia el colapso parecía ineludible, pero surgió una pequeña posibilidad de vida que ahora es una realidad, que ahora es la norma: una convivencia equilibrada entre la humanidad y la naturaleza, una humanidad que ahora se concibe como parte de ella ². Las Redes Comunales Mixes narran cómo se fueron formando archipiélagos comunales de resistencia ante la amenaza voraz de destrucción, y en esa oposición defensora de la vida, crearon múltiples manifestaciones llamadas estéticas de la tierra, cuyos soportes responden a ecosistemas naturales y estructuras socio- políticas minúsculas y multiculturales.

Los cántaros de Bea resuenan con ese tiempo pasado/futuro de las estéticas colectivas de la tierra, que todavía no está del todo aquí. Bea hace un pausa y se pregunta por la relación de estos procesos con su blanquitud, su migración con pasaporte europeo, por el posicionamiento que ocupa dentro de los ordenamientos simbólicos y materiales determinados por la colonialidad. Estamos inevitablemente determinades por ellos, y a pesar de ello, existe la posibilidad de exceder y disentir de esas lógicas que nos predeterminan. Bea apuesta por ese lugar del “a pesar de”, del exceso, asumiendo con fluidez, vitalidad y erotismo la posibilidad del fracaso.

Naomi Rincón Gallardo. Ciudad de México, agosto, 2023.

Colaboradorxs:

Génesis Nahum Landaverde Cruz, Ehecatl Emiliano Morales Valdelamar, Melanie Buntichai, Sebastián Terrones, Frida Toimil y Saúl Recinas.

¹ ¿Será que nuestras historias/ eran las aguas del río?/ ¿Será que pasaron por encima de las piedras gastadas/ de nuestros corazones y nos limpió,/ pasando a la madre mar/ en un abrazo clemente. Gloria Anzaldúa. En: Cherríe Moraga. A Xicana Codex of Changing Consciousness. Writings 2000-2020. Durham: Duke University Press, 2011

² Redes Comunales Mixes + Yásnaya Aguilar Gil. “El arte, la literatura y las estéticas colectivas de la tierra”. En: En una orilla brumosa. Cinco rutas para repensar los futuros de las artes visuales y la literatura. Varios autores. Edición y prólogo de Veronica Gerber. Mexico: Gris Tormenta, 2021


ENG:

Would it were that our stories were the waters of the river. Would it were that they passed over the worn stones of our hearts and cleansed us, moving on to the mother sea in a forgiving embrace. (Gloria Anzaldúa) ¹

With every disappearance, every loss, every extinction, the world shatters. We lose worlds every day: affections, environments, languages, beliefs, landscapes, species, knowledge, countries, certainties. Some losses are selectively inflicted by force. What’s left when a beloved world disappears? Perhaps the desire to repair, to undo what has been damaged and violated. Wounds and memories also survive.

Bea Millón tells me that after a period of work and research in areas affected by extractivist mining - a time accompanied by mourning - the desire to explore the threatened rivers and aquifers of Mexico City, a city she has chosen as her place of life, took root in her. Her clay jars materialize a moment of respite, refuge, connectivity, and connection with the small. They also reflect a process of (self)healing after multiple crises intensified by the Covid19 pandemic. Social and ecological collapse seem to accelerate and expand horizontally. The system collapses - falling onto our bodies - in a frenzied tantrum that tries to reaffirm its old heteropatriarchal, capitalist, colonial, authoritarian, extractivist, and militaristic structures. This dangerous moment has turned our attention to the importance of our connections with others, human and other-than-hu- man, the urgency of spreading small economies, the centrality of reproductive work, the need to nurture forms of autonomy and food sovereignty, and our interdependence with land and water.

Bea’s clay jars/tits/bellies sing when the wind blows through them and when water moves within them. By making the jars resonate, Bea pursues voices and cries that have long traveled her body. The kneading of earth and water, the burning, the air, and the water that flow through the hollow surfaces respond to precolonial technologies developed extensively by Mesoamerican and Andean societies to create sound frequencies. These frequencies induce states of animated stillness, contemplation, and the manifestation of other states of consciousness, and a way of inhabiting time in a non-linear man- ner, where past, present, and future overlap.

From Ayutla, Mixe Region, in the year 2172, the Mixe Communal Networks write “Art, Literature, and Communal Aesthetics of the Earth.” In the text, they narrate that during the era they retrospectively call “The Great Capitalist Night”, the path to collapse seemed unavoidable, but a small possibility of life emerged that is now a reality, that is now the norm: a balanced coexistence between humanity and nature, a humanity that now conceives itself as part of it2. The Mixe Communal Networks narrate how communal archipelagos of resistance were formed in the face of the voracious threat of destruction, and in this life-defending opposition, they created multiple manifestations called “aesthetics of the earth,” whose supports respond to natural ecosystems and tiny, multicultural sociopolitical structures.

Bea’s jars resonate with that past/future time of communal aesthetics of the earth, which is not entirely here yet. Bea pauses and questions the relationship of these processes with her whiteness, her migration with a European passport, her position within the symbolic and material orders determined by coloniality. We are inevitably determined by them, and yet, there is the possibility of exceeding and dissenting from those logics that predetermine us. Bea embraces that place of “despite,” of excess, assuming the possibility of failure with fluidity, vitality, and erotism.

Naomi Rincón Gallardo. Mexico City, August 2023

Colaborators:

Génesis Nahum Landaverde Cruz, Ehecatl Emiliano Morales Valdelamar, Melanie Buntichai, Sebastián Terrones, Frida Toimil and Saúl Recinas.

¹ In: Cherríe Moraga. A Xicana Codex of Changing Consciousness. Writings 2000-2020. Durham: Duke University Press, 2011

² Redes Comunales Mixes + Yásnaya Aguilar Gil. “El arte, la literatura y las estéticas colectivas de la tierra”. In: En una orilla brumosa. Cinco rutas para repensar los futuros de las artes visuales y la literatura. Edition and prologue by Veronica Gerber. Mexico: Gris Tormenta, 2021